El jardín exige, a su jardinera verlo morir.

Demanda su mano que recorte y modifique

la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros

bajo la noche helada. El jardín mata

y pide ser muerto para ser jardín.

 

Metáfora del mundo, del mundo interior, de la patria, compromiso extremo entre retórica y ética, los poemas que constituyen El jardín articulan el lenguaje maduro de una instancia poética que aúna el rigor de la Historia y la satinada flexibilidad del Sueño. Sueño primero o realidad última, entramos al territorio de lo imposible, con los pies bien asentados en la tierra, prestando atención a lo que crece, que mata y hace crecer. Aquí convive el mundo material con mundos avasallados por la velocidad y el fulgor del presente, con otros mundos iluminados por la convicción de su propia inminencia, con el mundo de una visión poética que transmuta la apariencia en lo que es: pétalos, terrones, especies y ramitas: belleza, transfiguración y polvo, vuelta a empezar. Repetir para "otorgar consistencia", invocar como en un mantram lo que no se ve y se ve, lo que fue por lo que es, lo que será por ley y por destitución de esa misma ley. Ver y verse en el mismo concierto: el microcosmos del jardín, el microcosmos de la biografía; tener y dejarse tener, hacer y que las palabras sean. 

EL JARDÍN - DIANA BELLESSI - BAJO LA LUNA

$5.700
Sin stock
EL JARDÍN - DIANA BELLESSI - BAJO LA LUNA $5.700
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

El jardín exige, a su jardinera verlo morir.

Demanda su mano que recorte y modifique

la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros

bajo la noche helada. El jardín mata

y pide ser muerto para ser jardín.

 

Metáfora del mundo, del mundo interior, de la patria, compromiso extremo entre retórica y ética, los poemas que constituyen El jardín articulan el lenguaje maduro de una instancia poética que aúna el rigor de la Historia y la satinada flexibilidad del Sueño. Sueño primero o realidad última, entramos al territorio de lo imposible, con los pies bien asentados en la tierra, prestando atención a lo que crece, que mata y hace crecer. Aquí convive el mundo material con mundos avasallados por la velocidad y el fulgor del presente, con otros mundos iluminados por la convicción de su propia inminencia, con el mundo de una visión poética que transmuta la apariencia en lo que es: pétalos, terrones, especies y ramitas: belleza, transfiguración y polvo, vuelta a empezar. Repetir para "otorgar consistencia", invocar como en un mantram lo que no se ve y se ve, lo que fue por lo que es, lo que será por ley y por destitución de esa misma ley. Ver y verse en el mismo concierto: el microcosmos del jardín, el microcosmos de la biografía; tener y dejarse tener, hacer y que las palabras sean.