AUTOR/A: PÍA HASENCLEVER

EDITORIAL NOTANPUAN

Lunas que son apenas un reflejo (si la verdadera se encuentra debajo del agua), aljibes reveladores en donde lo misterioso anida y serpentea, un fantasma familiar, secretos y abusos que nunca saldrán a la luz, diálogos con el más allá (zoníricos?, ¿surrealistas?, ¿posibles?), mariposas (ocasionalmente nocturnas) que vuelan en reversa. ¿O es que, en realidad, están a punto de convertirse en orugas? Encriptadas en su imago larval, esperan el momento en el que las alas les habiliten rumbo y cielo. De la misma manera, la protagonista de esta bellísima novela va y viene en su viaje de reconocimiento y reparación. Infancia y madurez son dos hitos entre los cuales también intervendrá el diario de la madre, un pespunte que asoma cada tanto para certificar algunas escenas y, sobre todo, para abrir nuevos puntos de vista más allá del narrador.

Podría catalogarse como una saga familiar. Pero existe, por detrás, una exquisita dimensión simbólico/arquetipica. Algunos nombres lo reafirman, la culebra del comienzo lo corrobora: Jacinta, como Casandra, ve, intuye, interroga, descubre. El argumento captura, las imágenes resplandecen: detrás del signo, el prodigio. Mariposas en reversa nos conduce, como Lewis Carroll, del otro lado de los espejos.

Ana Guillot

MARIPOSA EN REVERSA

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Lunas que son apenas un reflejo (si la verdadera se encuentra debajo del agua), aljibes reveladores en donde lo misterioso anida y serpentea, un fantasma familiar, secretos y abusos que nunca saldrán a la luz, diálogos con el más allá (zoníricos?, ¿surrealistas?, ¿posibles?), mariposas (ocasionalmente nocturnas) que vuelan en reversa. ¿O es que, en realidad, están a punto de convertirse en orugas? Encriptadas en su imago larval, esperan el momento en el que las alas les habiliten rumbo y cielo. De la misma manera, la protagonista de esta bellísima novela va y viene en su viaje de reconocimiento y reparación. Infancia y madurez son dos hitos entre los cuales también intervendrá el diario de la madre, un pespunte que asoma cada tanto para certificar algunas escenas y, sobre todo, para abrir nuevos puntos de vista más allá del narrador.

Podría catalogarse como una saga familiar. Pero existe, por detrás, una exquisita dimensión simbólico/arquetipica. Algunos nombres lo reafirman, la culebra del comienzo lo corrobora: Jacinta, como Casandra, ve, intuye, interroga, descubre. El argumento captura, las imágenes resplandecen: detrás del signo, el prodigio. Mariposas en reversa nos conduce, como Lewis Carroll, del otro lado de los espejos.

Ana Guillot